Mirada perdida, ojos llorosos, manos temblorosas, piernas inmoviles, memoria flaqueando pero el corazon lleno de amor y cariño para regalar...
Así te recuerdo yo.
Pasamos de los juegos al silencio,
de tu sonrisa a nuestros llantos,
de tu felicidad a la tristeza,
de verte leer tus revistas a que tu no vieses nada,
de los paseos agarrada a nuestros brazos a verte inmovil en tu sillón,
de tu compañía a la soledad.
Así nos dejaste: tristes, llorosos, indefensos, solos...
Que diferencia, que extraña sensación pasar de verte sentada en tu sillón, con tus trajes negros, tu pelo largo y blanco, tus manos arrugadas pero graciosas y mirarte a los ojos, esos ojos claros que eran los que daban luz a la habitación, y horas después verte en esa caja, triste, pálida, sin poder percibir la luz de tus ojos ya cerrados, pude sentir el frío de tu cuerpo, me dió miedo tocarte... te ví tan rígida que temía que te pudieras romper..
Rotos, así nos dejaste a nosotros desde que te fuiste.
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